Tiempo de lectura: 3-4 minutos
No te rindas. Vuelve a intentarlo.
Versículo clave:
“El que se fija atentamente en la perfecta voluntad de Dios… y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, este será bienaventurado en todo lo que hace.” – Santiago 1:25
Fracasar no es el problema. Rendirse sí.
Todos hemos fallado alguna vez. Hemos cometido errores, tomado malas decisiones o sentido que lo intentamos todo sin ver resultados. Pero el verdadero problema no es fracasar… sino dejar de intentarlo. Lo importante es aprender de cada caída, levantarnos y corregir el rumbo.
Antes de comenzar de nuevo, pregúntate: ¿qué fue lo que me hizo caer? ¿qué error necesito corregir? Luego, con humildad y determinación, vuelve a empezar. Persevera. Corrige. Y sigue adelante.
Cinco historias de perseverancia
- Thomas Watson (IBM) – Fracasó varias veces antes de convertir a IBM en una de las compañías más grandes del mundo. Su secreto: nunca dejar de aprender del error.
- Abraham Lincoln – Perdió elecciones, fracasó en negocios, atravesó crisis personales… pero siguió adelante hasta llegar a ser presidente de los Estados Unidos.
- Coronel Sanders (KFC) – A los 65 años, sin dinero y con pensamientos de suicidio, decidió tocar puertas con una simple receta. Nadie creía en él… hasta que alguien lo escuchó.
- Walt Disney – Fue rechazado por periódicos que decían que no tenía talento. Su frase lo resume todo: “La diferencia entre ganar y perder consiste en no abandonar.”
- La viuda insistente (Lucas 18:1-8) – Jesús contó la historia de una mujer que no se cansó de pedir justicia. El juez, aunque era injusto, terminó escuchándola por su insistencia. Jesús cerró diciendo: “¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a Él día y noche?”
La diferencia está en no rendirse
¿Qué sueño llevas en el corazón? ¿Qué meta has estado buscando por tanto tiempo? No abandones. No te rindas. No dejes las cosas a medias.
La perseverancia es la clave para ver el cumplimiento de lo que Dios prometió. Puede que tengas luchas, cansancio o dudas… pero si sigues firme, verás frutos.
Practicando esta verdad
Reflexiona:
- ¿En qué área he sentido deseos de rendirme?
- ¿Qué me ha enseñado el fracaso?
- ¿Estoy dispuesto a intentarlo una vez más con la fuerza de Dios?
Toma acción:
- Escribe una meta o sueño que abandonaste. Ora y pídele a Dios fuerzas para retomarlo.
- Coloca una frase de fe donde la veas cada día: “Persevero porque sé a quién he creído.”
- Apoya a alguien más que esté a punto de rendirse. La perseverancia también se contagia.
Oración:
Señor, gracias por este nuevo día y por los sueños que has sembrado en mi corazón. A veces me siento débil, cansado, sin fuerzas para seguir… pero hoy me aferro a ti. Ayúdame a perseverar, a no mirar atrás, a no abandonar. Que los obstáculos no me frenen, que los fracasos no me definan. Hoy renuevo mi fe en ti y me levanto con determinación. Te entrego mi vida, mis planes, mi familia. Jesús, te recibo como mi Señor y Salvador. Amén.
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No te rindas. Vuelve a intentarlo. Aún no es el final.
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