Tiempo de lectura: 3-4 minutos
Una mujer, una fe, un milagro
Versículo clave:
“Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.” – Marcos 5:34
¿Cuál es tu necesidad hoy?
Tal vez llevas tiempo orando por algo. Tal vez sientes que has hecho todo y nada cambia. Te has esforzado, buscado ayuda, intentado soluciones… pero el vacío, el dolor o la situación sigue ahí.
Filipenses 4:19 dice: “Mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Esa es la promesa. Y esa promesa se hizo real en la historia de una mujer que sufrió por 12 años… pero no se rindió.
La mujer del flujo de sangre
Llevaba más de una década enferma. Había gastado todo en médicos sin ver mejora. Su cuerpo estaba débil, su ánimo desgastado, y según la ley, estaba marginada de la sociedad. Sin embargo, su fe estaba viva.
Ella no se acercó a Jesús con palabras, solo con determinación. No lo enfrentó cara a cara. Solo quiso tocar su manto. Porque sabía que en Él había poder para sanarla.
Y lo hizo. Se abrió paso entre la multitud. Tocó el borde de su manto. Y al instante, fue sana.
¿Qué hizo que su milagro sucediera?
- Escuchó de Jesús
La fe viene por el oír. Esta mujer prestó atención a los testimonios, a las señales, a las historias del Maestro.
Así comienza la fe: llenándonos de lo que Dios ha hecho. - Lo creyó de corazón
No fue solo información. Ella interiorizó lo que oyó. Pensó: “Si tan solo toco su ropa, seré sana.”
Creyó antes de ver. Y confesó antes de tocar. - Actuó a pesar de todo
Estaba débil. Había gente. Había obstáculos. Pero dio el paso. Avanzó entre la multitud, tocó… y el poder de Jesús fluyó hacia ella.
Jesús sigue respondiendo a la fe
Él no ignora tu dolor. No está ajeno a tus luchas. Aún hoy su poder está disponible para quien lo busca con fe.
Él sigue preguntando: “¿Quién me tocó?” No porque no sepa… sino porque quiere verte. Quiere que lo reconozcas como tu Salvador y sanador.
Practicando esta verdad
Reflexiona:
- ¿Qué necesidad le estoy presentando a Dios?
- ¿Estoy solo escuchando… o también creyendo y actuando?
- ¿Qué pasos de fe necesito dar hoy?
Toma acción:
- Escríbele hoy a Jesús tu necesidad y preséntala en oración.
- Lee una promesa de sanidad o provisión y medítala cada día esta semana.
- Comparte tu fe con alguien que también necesita un milagro.
Oración:
Señor Jesús, gracias porque tú sigues obrando milagros. Hoy me acerco a ti con mis necesidades y con mi fe. Tal vez no tengo fuerza, tal vez me siento débil… pero creo que tú puedes tocar mi vida y sanarme.
Te presento mis cargas, mis luchas, mi familia, mi salud, mi economía, mis hijos. Llena mi vida de ti. Responde mi clamor como lo hiciste con aquella mujer. Hoy te recibo como mi Señor y Salvador. Amén.
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Recuerda: una mujer tocó el manto… y su vida cambió. Hoy, también puedes hacerlo tú.
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